Marta Berón es, sin dudas, una de las mujeres más destacadas de la ciudad. Su familia, la escuela y el trabajo, los motores de una luchadora que deja la vida por los demás.

El reloj marca las 6.30 AM en una pequeña casa de barrio Luján en Estación Juárez Celman. “La Martita”, como le dicen sus seres queridos, se levanta con esa sonrisa de siempre, marcada por una infancia difícil, pero con la entera satisfacción que les genera el esfuerzo a aquellas personas que la lucharon siempre, hasta en el peor de los escenarios.

Prepara el mate, el pan casero, mira las noticias en la televisión y está lista para un nuevo día. Luego de despertar a sus hijos y alistar a sus nietos para la escuela, se acerca a su trabajo de siempre: el de ama de casa. Aún la espera un largo día que terminará en el colegio, en busca de su sueño de leer y escribir.

“La escuela es lo más grande que me podría haber pasado. De grande elegí el Yo Sí Puedo para aprender los números y las letras, antes me mandaban a un lugar y nunca llegaba, no sabía leer los carteles y orientarme me era muy complicado”, expresa Marta en una distendida charla que refleja sus ganas de seguir creciendo.

Su vida transita en el marco de una complicada niñez, intrincada por el trabajo desde pequeña y la responsabilidad de cuidar a sus 22 hermanos. A su corta edad, cuando parecía que las cosas no podían complicarse más, la muerte de su padre la depositaba en nuestra ciudad detrás de nuevas oportunidades.

Con sus tres hijos a cuestas, entendió que una base académica era algo fundamental para poder progresar y brindar mejores posibilidades a su familia. Tal es así que se convirtió en una de las primeras alumnas en terminar el programa de alfabetización propuesto por el municipio y hoy continúa sus estudios en la escuela nocturna Andrés Pajón.

“Hay mucha gente que me apoya, voy a seguir hasta que aprenda bien a leer. Ahora sé como manejarme, como usar un celular, antes no llamaba a nadie porque me daba vergüenza no saber a quien llamaba”, agrega.

A sus 52 años, Marta Berón transita su vida con gran intensidad. Demuestra que los obstáculos están hechos para superarse y que los momentos difíciles sólo se sobrepasan con una sonrisa. Elige el camino del trabajo y la educación como única forma de vida y, a base de esfuerzo, se posiciona entre las mujeres más destacadas de nuestra ciudad.